Acaba de ver la luz Animales despiertos, de David Pujante. Mi enhorabuena al autor, que generosamente viene colaborando con Subverso desde su creación.

El libro, cauce de una poesía en espléndida madurez,  se acompña, casi en el colofón de una «Nota aclaratoria», que copio a continuación:

«Los libros que escribo suelen tener una idea matriz, y luego se me expanden y ramifican sin que pueda contener el proceso. La idea originaria de este fue el mito edénico como testimonio fundacional del animal que despierta al conocimiento. A todos nos toca pensarlo alguna vez, y a mí me ha llegado a obsesionar que la conciencia apareciera como una perversión, en nuestra naturaleza, y que representara tantos cambios para los animales despiertos en que nos convertimos. Aparecieron sentimientos inéditos. La soledad que se sabe nacida para la muerte convirtió al hombre en el animal más triste. Pero la conciencia reportó logros y alegrías, que también se testimonian en este libro. Al parecer somos los únicos animales que reímos, y somos los únicos que ajustamos nuestros movimientos (de cuerpo y de mente) a los ritmos de la música. Con ritmos, que son música, nos hemos hecho creativos. Según Novalis, «toda enfermedad es un problema musical; toda cura es una solución musical. Posiblemente por eso, siento como uno de los lugares centrales de este libro las Variaciones Goldberg (pudieron darle título, y así me rondó por la cabeza), la creación bachiana terapéutica para el insomnio del Conde Keiserling que se convierte en una de las cimas de la creación musical de todos los tiempos. El ritmo como escritura poética está en la base lenitiva de todo libro para la tristeza humana, y este quiere serlo. Una serie de cuadros del misterio entretej ido: la presencia sobre la tierra de un animal que se sabe vivo, que se quiere superar día a día, creyendo que será un dios, creyendo que tiene derecho a serlo; aunque todavía arrastra una sombra negra, un nudo de preguntas irresueltas, sin horizonte».