2013062303013075230El mundo se le habia vuelto más absurdo, si cabe, tras la muerte de Félix Romeo (me confesó la última vez que ahblé con él). Desde entonces, a Javier le sobraban la mitad de las camisas negras de las que uno y otro gustaban.

Con Javier se ha ido también Frantz Keller y tantos y tantos personajes de ese universo surrealista que, en pinceladas mínimas, nos fue dejando en una obra que nunca le estorbó ni sustituyó a todo aquello que era vida.

Me consuelo pensando en el abrazo que, barriga contra barriga, se habrán dado Félix y Javier en un universo de ficción que, a nosotros, apenas nos sirva de consuelo.

Adiós Javier. Salúdame, con mucho afecto y admiración, a Félix.

 

Javier Blasco