Un coloquio diferente que se desarrolló el pasado miércoles, seis de mayo, en un espacio que no hacía justicia al contenido

 

La escritora madrileña se dio cita con un grupo nutrido de asistentes a su coloquio en el Aula Triste del Palacio de Santa Cruz. En tan solemne lugar, Marta Sanz estuvo escoltada en la mesa de conferenciantes por José Ramón González (Vicerrector de Relaciones Internacionales y Extensión Universitaria de la Uva) y por Rubén García, promotor y organizador de la serie de actos que se engloban bajo el nombre de ‘¿Todo es poesía?’. El primer acto de este ciclo fue el propio de Marta Sanz, que con su facilidad para encontrar la palabra exacta, provenga de donde provenga, disertó de manera muy acertada sobre varios temas.

Marta Sanz

Marta Sanz

El camino en búsqueda de la poesía se fundamentaba fuera de los atriles y el academicismo universitario. Sin embargo, la primera pregunta con la que tuvo que lidiar la escritora madrileña fue de un cortés tratamiento: “¿Poetisa o poeta? Me da igual… No importa lo que las palabras signifiquen, sino quién manda. El lenguaje del opresor es necesario porque es el que se utiliza”.

La escritora de Black, black black puntualizó que para hablar de poesía, hay que hacerlo de quien lo recibe, que, quien si considera algo poesía, esta lo será.

La narrativa desde fuera del poder es la que practica Marta Sanz, y sobre esto advirtió que “la respuesta se da con cada libro. En mis libros, la metáfora de la pubertad propia y del país, me funciona”. Sin embargo, y en consonancia con su discurso, no dudo en señalar que la transición española se fundamentó, no en los grandes nombre, sino en los personajes de a pie. La intrahistoria. En correlación con esto se encuentra el fenómeno del destape, “la gran falacia de la liberación femenina”, según afirma Marta Sanz.

El éxito de la escritora de libros tan reconocidos como Susana y los viejos, finalista del Premio Nadal, es también, en parte, por la conexión entre escritor y lector. En este sentido, la escritora señaló: “Cuando escribo, no lo hago con un fin, pero sí lo hago pensando en un hombre, generalmente, concreto. Por ejemplo, mi padre».

José Ramón González señaló la negociación de poderes que hay en la palabra entre los interlocutores. Marta Sanz no dudó en aludir a la ‘ideología invisible’, y a que ella en la poesía ‘da martillazos’, sin adjetivos, al contrario que en la narrativa: “Es muy importante llevar la contraria, es una actitud bastante saludable”.

Volviendo al importante tema de la recepción de la obra, José Ramón González advino que “la literatura reside en la comunidad, que es la que decide. La literatura puede hacer lo que los lectores quieran hacer con ella”. Respecto a esto, Marta Sanz, sostuvo que se negaba a visualizarla de esa manera totalmente, ya que “también vale la intención del autor y la periferia de la obra en sí”.

Tras el turno pertinente de contraposición de ideas, se procedió a la intervención de los asistentes, quienes interrogaron a la escritora madrileña sobre diversos temas.