Marco Temprano, Valladolid (España) 1950. Su formación plástica parte del estudio y composición durante su paso por la Escuela de Arquitectura (1969-1976) y del aprendizaje de las técnicas de grabado calcográfico, realizado en el taller municipal de Valladolid (1995-2000). Su eclecticismo le ha conducido a desarrollar múltiples técnicas de expresión: figuración, abstracción, collage, volumen, grabado e incursiones en la poesía y el relato. Es miembro fundador del GRUPO V/V (año 1999), con el que lleva editadas once carpetas de grabado, miembro de VacceArte desde su inicio (año 2008); socio fundador de la Asociación Cultural de Grabadores de Valladolid (año 2012) y colaborador habitual de la Revista de Arte Atticus, donde publica relatos e ilustraciones, así como del Anuario Vaccea que edita el Centro de Estudios Vacceos Federico Wattenberg. Dentro del mundo literario ha promovido y editado dos libros de relatos colectivos, solidarios e ilustrados, para sacar fondos para la Fundación Segundo y Santiago Montes, con la que colabora desde su creación en el año 1994: «Relatos en torno al bar del teatro» (2010), escrito por veintisiete autores, él incluido, e ilustrado con cincuenta y seis grabados suyos y «TR3S» (2013) en el que intervinieron veintiocho escritores y otros tantos ilustradores, que recoge su doble colaboración; así como dos novelas: «La Dama del Teatro» (2009) y «Somos nuestro equipaje» (2016).

 

POR FIN EL MAR

Marco_TempranoII

Por fin el mar. La espera había merecido la pena. Pasear la playa, pisar la arena húmeda de la orilla y dejar que las olas hielen sus pies le parece la sensación más placentera del mundo. No le importa la lluvia ni el fuerte viento que intenta arrancarle el paraguas.

El invierno había sido largo, oscuro y frío; sobre todo frío. Demasiadas nieblas, demasiadas tristezas, demasiados sueños rotos; todo él había sido demasiado; un auténtico exceso de calamidades: primero, la pérdida del empleo; después, la ruptura con Marta y para rematar, la muerte de Antonio en ese absurdo accidente.

Tras volar su paraguas, avanza encorvado para vencer la ventisca, no le importa empaparse, solo quiere llegar a las rocas donde jugaban de niños para echar sus cenizas al mar.