Antonio Méndez Rubio dialoga sobre muchos valores de la poesía en ‘Poesía en tiempos de disolución’

 

 

Santiago Rodríguez Guerrero-Strachan, coordinador de las jornadas «Poesía en tiempos de disolución», dio comienzo a esta segunda parte de las mismas presentando a Antonio Méndez Rubio, cuya poesía consiste en –afirmó– “tirarse directamente al vacío”. Y sobre esto, sobre poesía y vacío, versó gran parte de la intervención del poeta y profesor de la Universidad de Valencia, titulada ‘La voz sin interior (Poesía, crisis y fascismo de baja intensidad)’, y que sirvió en frío una serie de reflexiones de gran calado en lo referente a varios problemas teóricos de la poesía y la vida en general.

“Si la poesía no vale para cambiar la vida, no valdría para nada, pero no es así. Al menos, personalmente”. Méndez Rubio justificaba así el porqué de la poesía, y añadía que esta, al igual que un ‘te quiero’, no tiene por qué tener un para qué, y es precisamente su resistencia a la funcionalidad lo que la hace atractiva.

 

Momento y crisis social

La crisis, inscrita en todos los órdenes de la experiencia, es también una crisis de la subjetividad para Méndez Rubio, quien añadía que la relación entre personas y dinero es una relación bajo presión, al igual que el tiempo libre, lo que lleva a una hiperestimulación de este. Entonces, según el poeta, pasamos “de la represión a la depresión” lo que origina que “la totalidad del poder del control sea absoluta. Se te pide tu tiempo, ya no tu trabajo, y esto es fascismo”.

La poesía puede llegar a concebirse como una válvula de escape, fruto de que “el muro entre interior y exterior se está derrumbando”, en palabras de Antonio Méndez Rubio, quien señalaba además que entonces, se pasa «de la presión a la expresión».

 

Expresión y poesía

El escritor pacense señalaba que “el principal peligro de la poesía hoy en día es haberla confundido con un selfie”. La poesía se convierte en una simple expresión del yo que deriva, en muchas ocasiones, en una exhibición personal e individualista. Ese individualismo es el que tiene marcado occidente como vertiente, pero no así el resto del mundo.

La poesía no tiene por qué tener un para qué de igual manera que el significante no tiene por qué cargar con el significado, o así, al menos, lo entiende Méndez Rubio, quien señaló que “la necesidad de comunicación no tiene porqué transmitir significados”.

Dentro de la discusión de la adecuación del lenguaje y lo poético, el profesor señaló que “el poema te puede ayudar con lo que no se entiende. Es algo que suena: en un espacio vacío resuena, en un espacio lleno no”. Se necesita de la forma para captar la atención, y ahí entra en juego la poesía. “Necesitamos algo que proceda del propio lenguaje, del encuentro con el otro, y no del propio yo”, sentenció Méndez Rubio, quien no desaprovechó la ocasión para resaltar el papel de la poesía popular, en sus múltiples vertientes, en aquello que tiene que ver con atender a la forma y al propio lenguaje.