P1020198_1Nueve poetas en libertad

Sentados o de pie. Nueve poetas en su sitio. Antología.

Antonio Piedra (compilador y antólogo). Fundación Jorge Guillén. Valladolid, 2013.

 Javier Dámaso

 

La escena se recoge con sonrisas de los partícipes. En una foto en blanco y negro, en medio de una estancia blanca, en la que se ve una ventana a la derecha por donde entra la luz, nueve individuos, cuatro sentados, cinco de pie, posan para el objetivo. Se evidencia que es invierno, por la bufanda que alguno de ellos luce. Cinco muestran barba, la mayoría incipiente alopecia y a alguno le ha ganado la partida. Siete de ellos ostentan canas en la barba o en los cabellos. Rondan la cincuentena o la superan. Todos son hombres. Es diciembre de 2011. Coincidimos todos después de veintitantos años. Es la foto con la que se ilustra la edición de la antología “Sentados o de pie. 9 poetas en su sitio”. Luís Díaz Viana, Luís Alonso García, Luís Santana, Luís Ángel Lobato Valdés, Luís del Álamo, Carlos Medrano, Eduardo Fraile, Mario Pérez Antolín y quien esto escribe formamos parte de esta antología que ha recopilado con verdadera pulcritud y esmero Antonio Piedra.

Debo confesar que me da pudor reseñar la antología donde yo mismo participo. Pero me han sugerido esta posibilidad y tanto el afecto como una singular mirada de grupo que tengo desde hace más de veinte años me impiden rechazar la invitación. ¿Por dónde empezar? Se preguntará alguno de dónde surge un grupo del que muchos, la mayoría, no tenían noticia. Pues no surge de la mente del antólogo, de su liberal capricho, ni de la arbitrariedad. Sino que surge de una antigua y fecunda relación y de unos caracteres comunes, que son ciertos y marcan el conjunto, junto a la total pluralidad y la libérrima diversidad.

Lo que voy a contarles es radicalmente subjetivo, y lo hago desde una mirada inevitablemente parcial e interior al grupo. Pero creo que en esa mirada hay algunas claves esenciales para comprenderlo en su articulación y sentido. Espero que mi subjetividad no hiera susceptibilidades ni moleste a nadie. Lo primero que debe decirse es la voluntad expresa de ser poetas, pero sin ampulosidad, descreídos de la pose social del poeta andante. Hace treinta años, en nuestros más incipientes inicios, varios de los miembros nos reunimos para editar una revista de poesía. Algunos acabábamos de llegar a la mayoría de edad. Alrededor de aquel grupo estábamos Eduardo Fraile, Mario Pérez Antolín, Luís del Álamo y yo mismo. Había además otros nombres que abandonaron la escritura, como Luciano Abejón, y también Clara Calvo, hoy fallecida, que no dejó obra escrita. Además había un pintor, Julio Toquero. En las primeras reuniones estuvo también Mauricio Herrero, que fue quien me incorporó a mí, pero él dejó de asistir muy pronto. Puede que incluso estuviera Luís G. Pasquau, pero luego no mantendría la intensidad en la relación. Este es mi grupo más íntimo y lejano en el tiempo. La revista no fraguó, pero hacíamos lecturas en casa de Luís del Álamo o en los bares. A veces nos reuníamos para enseñarnos los últimos poemas y terminábamos hablando de política, de sexo o de lo que nos viniese a la boca, además de las cervezas. Recuerdo como un referente fundamental la publicación del Nopoema de Eduardo Fraile, que me inspiraría a escribir textos fuera de la poesía convencional. Creo que para este subgrupo esa edición fue clave, pues nos daba un mensaje, la creación era libre y posible, siempre que tuviera “tu” sentido. A partir de Eduardo, los miembros de este subgrupo conocimos al que voy a llamar “el subgrupo de Rioseco”, al que pertenecen, junto al propio Eduardo Fraile, Luís Alonso y Luís Ángel Lobato Valdés, y a los que se suma Carlos Medrano, que mantenía con ellos una relación muy estrecha (junto a sus lazos con Salamanca y Extremadura). Por su parte, Luís Santana y Luís Díaz venían de una trayectoria personalísima y tenían vinculación entre ellos y también con Eduardo. Estos últimos conectan al grupo con la generación anterior de poetas, con la que tienen una intensa relación, por acción y por omisión. Tanto Luís Díaz como Luís Santana aparecerán ya en el estudio de poetas de Castilla y León de Miguel Casado, “Esto era y no era: lectura de poetas de Castilla y León”, de 1986 (resulta de interés referirse a que aparece también el mencionado Luís G. Pasquau, un autor ya fallecido que podría llegar a ser considerado casi como miembro por sus vinculaciones con el grupo, al que de hecho se le relaciona en ese estudio con Díaz Viana, dejándolos como dos poetas fuera de los grupos en ese momento existentes). Santana, además, aparecerá en la antología Todos de Etiqueta, haciendo de puente de este grupo con el grupo más visible en ese momento.

Desde esta perspectiva, y a mi modo de ver, Eduardo Fraile ejerce en los inicios de nexo entre los tres subgrupos, a los que pertenece a su modo, y a los que finalmente relaciona. A partir de ahí, las vinculaciones transversales se producen. Pronto nos conectamos Luís del Álamo, Mario Pérez Antolín y yo mismo con Luís Santana, a partir de la aparición de la revista “Alazar”. Con Luís Ángel Lobato, algunos habíamos coincidido en los primeros años de universidad, en la revista “Rayuela”, con la que colaborábamos.

De algún modo, por edad, Luís Díaz y Luís Alonso (así como el mencionado Pasquau) anticiparon una posición que luego, sin conocerlos inicialmente ni conocer necesariamente aún su obra de forma expresa, fuimos ocupando los demás, fuera de los cauces del poder cultural hegemónico de la ciudad. Los bares, con lecturas y recitales poéticos, así como múltiples revistas y hojas volanderas fueron el cauce de expresión donde se proyectaron los poemas del grupo. Bares como El Minotauro, La Curva, El Farolito, El Cafetín (El Largo Adiós), La Luna, La Calleja, La Tramoya, La Traviata, El Minuto y otros, acogieron lecturas y recitales. Por revistas y por hojas volanderas como Veneno (dirigida por Paco Aliseda), Las 4 estaciones del jugador de chinos (de la editorial República y vinculada con La Curva, con Ángel, Vergaz y Er Lui), El suelo te hará tropezar (de Pasquau), etc. pasaría la obra de la mayor parte de los miembros del grupo. En 1989, Luís Díaz y Eduardo Fraile, junto a Paco Sanz, publicarían la antología Bailarina y Menta, en la alternativa Ediciones del Pacífico. Los ochenta fueron muy fecundos y por esas vías se conseguía difundir la creación literaria.

La fecha clave, a mi juicio, de la articulación del grupo es 1988, en las “I Jornadas de Poesía en la Universidad”, que coordiné en abril bajo el amparo del CUEI, el antecesor de Alternativa Universitaria. En esas jornadas leyeron sus poemas, por ejemplo, Luís del Álamo y Mario Pérez Antolín, pero asistimos todos sin excepción. De entonces data mi amistad con Carlos Medrano, con Luís Santana y con Luís Díaz. Hay una foto de la primera jornada, en la que se ve a Antonio Carvajal, con Carlos Villarreal, rodeados entre otros de Mario P. Antolín, Carlos Medrano, Luís Alonso y yo mismo. También está Luís Santana, pero no se le ve, pues está haciendo la foto. Esa fotografía condensa los diferentes grupúsculos, pero falta la figura que había sido el nexo hasta el momento, Eduardo. A partir de esa fecha se produce la cohesión y la disgregación del grupo, pues, por un lado, se crean los lazos de amistad entre los miembros de los diferentes subgrupos, pero por otro, los más jóvenes habíamos terminado los estudios universitarios y se produce la disgregación y la dispersión geográfica. Mario P. Antolín, Luís Alonso, Carlos Medrano, Luís del Álamo, Luís Díaz ejercerán sus oficios fuera de Valladolid. Con Mario y Luís Díaz, en mi caso particular, mantendré la relación de forma muy estrecha durante todos estos años, embarcándonos Luís Díaz y yo, junto a Miguel Ángel Vergaz, en la nueva aventura de la editorial República, entre 1993 y el año 2000, con la colección “Poemas del transeúnte”.

¿Qué cabe decir desde la perspectiva poética? Cada uno somos y tenemos un mundo propio. No hay jerarquías ni hegemonías, nadie las busca y nadie las acepta. A mí me influyen inicialmente la relación con Eduardo, Luís del Álamo, Mario; después, leo y me sorprenden Luís Santana y Carlos Medrano; más adelante leeré a Luís Díaz y a Luís Ángel Lobato y Luís Alonso (con los libros que iniciaron la colección Cortalaire, en 1992). ¿Qué les pasa a los demás? No estoy seguro. En mi caso, más joven, Eduardo será un referente. Adelanta camino, pero su influencia no me llevará a imitar sus trabajos ni su estilo, sino a buscar mi propia senda. Mucho más tarde, mediados los 90, cuando el grupo ya se haya disgregado, eso me sucederá con Luís Díaz. Pero sólo puedo hablar por mí. Seguramente el intercambio y las mutuas lecturas hayan dado sus frutos, pero todos tenemos nuestras propias lecturas y nuestras propias influencias. Somos plurales y esa perspectiva heterogénea, múltiple, “libérrima”, como decía más arriba, incluso puede decirse que poéticamente libertina, estaba expresamente declarada en mis palabras de apertura de las “I Jornadas de Poesía en la Universidad”, el 18 de abril de1988:

He defendido el arte, hace unos instantes, como “una forma distinta y visceral de observar la realidad”, pero es tan sólo un punto de vista. Somos conscientes de que poéticas y concepciones del arte hay muchas, desde el “dios deseado y deseante” de Juan Ramón y las poéticas que afirman que crear es una actividad trascendente en el sentido místico y misterioso del término; pasando por la afirmación de Francisco Pino en su discurso de ingreso a la Academia de Bellas Artes de Valladolid, donde, tras preguntarse “¿Para qué la poesía o los poetas en un tiempo materialista?”, se responde con Samuel Beckett, “No tengo la menor idea, perdónenme” – posicionándose así frente a toda perspectiva teleológica y finalista de la creación -; hasta la poesía social y revolucionaria que pretende la transformación de la sociedad, hay una verdadera constelación de planteamientos artísticos. Quizá tantos que nos hallamos inmersos en una verdadera Torre de Babel, en medio de la confusión. Y esta confusión, o esta riqueza, también queremos que se muestre.

 

Visto desde hoy, veinticinco años después, no sé si la referencia inicial que se hace en el pasaje citado a lo “visceral” del arte puede ser una clave también de todo el grupo. Eso nos vincularía, si se me acepta la broma, con el realismo visceral de “Los detectives salvajes” de Roberto Bolaño. No lo sé. En cualquier caso, me parecería un feliz hallazgo y una espléndida coincidencia. Debo decir que cuando hace ya varios años leí la novela de Bolaño, me sentí transportado a otro tiempo de mi propia vida y me vi impelido a organizar y transcribir a ordenador uno de mis viejos libros de poemas guardado en varios portafolios en papel manuscrito, con la dificultad de trasladar a la reproducción tecnológica unos textos que incluso en sus trazos sobre el papel eran completamente viscerales. Tal vez esta sea una característica compartida fundamental.

Que Antonio Piedra sea el antólogo y prologuista de este libro tiene pleno sentido. Ha sido un verdadero espectador privilegiado del proceso colectivo que hemos seguido. Él nos ha acompañado a todos en nuestra evolución y relaciones. Puede que haya leído más a unos que a otros, entre otras razones porque algunos guardamos tras de un muro de granito nuestra obra y siempre hemos mantenido la zozobra sobre la propia creación. Un cierto pudor por la vulnerabilidad que expresa el mismo hecho de la creación poética. John Berger habla para definirlo de “palabras en la herida”. Creo que esa sensación nunca se pierde a menos que transformes tu actividad poética en un simple artificio literario, en una impostura. Estoy convencido de que ese pudor todos lo compartimos.

Podría haberse hecho otra selección, pero los que estamos, somos. El título de “Sentados o de pie” expresa la plena libertad, la opción por hacer nuestra vida, nuestros oficios, nuestra función en la sociedad como cualquier ciudadano. Pero el sitio de los nueve cuando tomamos la pluma es, al menos, el sitio de la poesía y lo manifiestan los poemas de nuestras respectivas obras, que, en este caso, componen la antología. Sí, puede decirse que somos nueve poetas en libertad.