Las experiencias de Cristina Gutiérrez, David Pujante y Belén Artuñedo, aderezaron el debate sobre cómo trata la universidad a la poesía y a sus poetas

Una de las propuestas matutinas de ‘Poesía en tiempos de disolución’ fue la mesa redonda ‘Poetas en la Universidad’ que se celebró el viernes dieciséis de mayo a las 11:30 en el Salón de Grados de la Facultad de Filosofía y Letras de Valladolid. A la cita acudieron David Pujante, poeta y Catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada en la Universidad de Valladolid; Belén Artuñedo, poeta y Profesora Titular de Filología Francesa, y Cristina Gutiérrez, Becaria de Investigación de Teoría de la Literatura en la universidad.

Tras las presentaciones, la investigadora Cristina Gutiérrez abrió la mesa redonda recomendando los poemarios Game Over Usted. En su intervención, respaldada por una ya dilatada experiencia vinculada a la poesía pese a su corta edad, hizo un recorrido por las iniciativas de algunas universidades españolas en este campo. Destacó la labor de universidades como la de Zaragoza, volcada en los jóvenes poetas, con proyectos como ‘Este jueves poesía’ o ‘Eclipse’, revista monográfica que lleva ya diez años en funcionamiento, hecha por estudiantes y para estudiantes, o la Universidad de Sevilla que celebra su Premio Universitario de Poesía desde hace ya veinte años.

La investigadora instó a los jóvenes a sacar la poesía de las aulas “que es lo que estamos haciendo aquí hoy”. Aseguró que “la poesía está muy desatendida” en nuestra sociedad y que muchos de los proyectos universitarios que tratan de fomentarla se ven frenados por motivos económicos que no están del todo justificados, ya que suponen un coste mínimo. Invitó a la reflexión dada la dudosa finalización de estas iniciativas que hacen más acusado el desplazamiento de las Humanidades en este sistema en disolución en torno al que giran las jornadas.

El debate estaba servido cuando intervino el Catedrático David Pujante, a quien Belén Artuñedo recordó que “no se valoran los trabajos de creación de los docentes”, y aseguró que “el profesor creador es cautivo del sistema y no puede crecer como tal” pues esta figura está inserta en un modelo que busca a toda costa un funcionamiento mecánico y eficiente en detrimento de la cultura, desdeñando así la labor del poeta.

Pujante, en su intervención, planteó cuestiones como “¿a qué vienen los poetas a la universidad?” o ¿se puede enseñar a hacer sonetos?” En palabras del Catedrático, hay “poetas de la vida” que no dejan una obra brillante y otros que, sin estar dotados de esa genialidad, realizan creaciones de calidad. Con esto justificó que no se llega a poeta con talento y sin técnica y, sobre todo, sin un manejo de la misma. Lo mismo ocurre a la inversa, el manejo de la técnica no va necesariamente ligado al éxito. Lo que sí dejó claro es que el conocimiento de esta técnica ayuda a entender la poesía y a saber reconocer la calidad de las producciones de los coetáneos que una sociedad desprovista de poesía no tiene capacidad para valorar.

David Pujante finalizó su intervención recordando que “nos encontramos en tiempo de disolución de maestros” y, debido a ello, estos pueden estar tanto dentro como fuera de las aulas, en cualquier caso, los poetas tendrán que ir a buscarlos.

Belén Artuñedo habló desde la perspectiva del docente señalando la importancia de la autonomía del alumno como lector, “el alumno tiene que barrer con el pincel de arqueólogo, no hay que llevarlo al museo a ver las piezas”. La profesora y poeta quiso cerrar la mesa redonda instando a que los profesores desempeñen su actividad de la manera más creativa posible, ya que “nuestra universidad es deficitaria en espacios para la poesía y la creación, dentro de la universidad no se escucha”.